10 de marzo de 2009

Después de la película

Y eres tú, quien,
al acabar la película,
sale a la calle a buscar
muchachas que amen palíndromos
o usen gafas con monturas de plástico
y lean poesía en el tranvía
o en la cola del banco.
Y te mueres de rabia
al verte el pasado en el escaparate
y en la madera herida
de la barra del bar.
Y yo te observo
desde el otro lado de la cinta,
y espero a que rebobines
y me salves otra vez.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Llegué a casa. Estabas en el living-room con tu marido. Pero YO soy tu marido!
¿Qué hacía aquel anodino señor de bigote en mi sitio?
Corrí al bar de la estación. Tomabas un té con tu amante. Pero YO soy tu amante!
¿Qué hacia aquel atractivo doctor en mi sitio?
Te habia perdido. Perdido dos veces.
Salí al andén...Un silbido en espiral...El tren me está arrollando y se carcajea...se carcajea.
Fastforward

Carz dijo...

Salvar es un verbo afilado, tanto que suele cercenar vidas.
Salvar es un verbo que flota, tanto que suele salvar vidas.
Salvar es un bosque de salvas.

Salva-miento es un acto de misericordia.

Bueno, después de estas gilipolleces, otra: puedo perder el nombre al ser nombrado porque quien me nombra usa otro que no es el mío ¿Imposible? Sí, pero no raro.

Un besote, Laurita.

Mauro dijo...

Tranvía, cinta, rebobinar. Palabras analógicas, de cassetes y sonidos registrados en medios magnéticos, de la época pre digital, mp3 y ipod. Palabras viejas en definitiva.

Que tipo ese que describes lau, pegado en el pasado, en ese mundo que no existe ya, o siendo generoso, en ese mundo que no deja nunca de llegar, pero no llega.

Me cae bien el tipo ese.
Me caes mejor tu.
Pero me cayó aun mejor el video.

Besos chiquita

Anónimo dijo...

cuando termina una película, habría que sentarse en un bar, pedir un cafecito humeante y un whisky decente, y hablar largo y tendido de la película. una película no hablada es menos película. y cuando halgo está hablado, está ya todo dicho... a no ser que sea una mierda de película y no haya nada que hablar de ella. si así es, nadie quiere ver una segunda parte, a poco que tenga algo mejor que hacer, ya que tampoco la está ya esperando. aunque se diga que segundas partes no fueron buenas, no es cierto (siempre estará ahí el imperio contrataca) aunque no son las más, ni muchísimo menos

lo que sí que creo saber, es que las cintas no hay que rebobinarlas. los discos se escuchan de principio a final, que es para lo que fueron pensados cuando los músicos estaban en el estudio. y cuando terminan se cambia de cara, que si se trata de una cinta c-90 caben dos (uno por cara). si no, o se pone una nueva cinta en la pletina, o se vuelve a escuchar EL MISMO DISCO, aunque con esa sensación de lo que ya se ha oído... los trozos molones se enfatizan, pero a la que viene uno más de transición, se nos va la mano al botón de FFWD, para saltar al próximo subidón. así, la que fue en su día canción, se queda en una sucesión de búsquedas del momento álgido, sin estructura alguna y solo sirve para canturrear estribillos en la ducha. si se respeta la dirección y el tiempo natural de la cassette, y se la deja seguir su curso normal, una y otra vez, porque cuando termina, sorprendemente, vuelve a comenzar, si no se cambia por otra, se aprende uno las canciones, y se encuentra cantándolas en la ducha, en el tranvía o en la cola del banco...

tras esta clase magistral de usos y desusos de la tecnología audiovisual impartida por el muy ilustre dr. danikardone, pasmos a besar a lau y a felicitarla por esta tan bella secuencia sin estribillo que nos ha brindado tan amablemente. le he puesto el autorreverse y ya casi me la sé... :*

Javier Puche dijo...

Hermoso poema-canción. Al leerlo, se me ha venido a la cabeza la canción "Exit music", de RadioHead. Te paso un enlace por si no la conoces:
http://www.youtube.com/watch?v=iHaaZ1IwH1g&feature=related