9 de agosto de 2009

He venido hasta aquí para cansarme

He venido hasta aquí para cansarme
he caminado lo que nunca caminé
cuando estábamos juntos
he llegado a tu pueblo
vacío
cansado
como yo
con el corazón abatido abierto y corto
vine para cansarme
para llorar con razón
por no haber venido jamás
venido
vuelto
pero ahora no vuelvo
porque es la primera vez
y la primera vez sólo se va
crece la hierba en la plaza
que tantas veces me nombraste
y los niños cuelgan de los árboles
y ríen la risa de tu infancia
La inmensidad carece de sentido
y sólo hay un pueblo pequeño
sin un solo banco donde sentarse
para descansar
Pero me alegro
porque he venido hasta aquí para cansarme.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Tengo lagrimas en los ojos. Supongo que no he de sentirme identificado... pero no pude evitarlo. Gracias por este texto tan bonito Lau. Gracias.

La paciente nº 24 dijo...

Ammm, un corazón corto…yo tuve una vez un corazón cojo, uno tuerto, otro abierto y otro roto, pero no, corto, no. ¿Corto?, ¿en serio?

La paciente nº 24 dijo...

¿Corto, corto? emmm


[Tú también me caes bien]

Carz dijo...

A veces se hace imprescindible volver a donde no se ha estado, porque se debe o porque se necesita o, mejor aún, porque nos resulta inevitable.
Despedidas que se ensanchan como océanos y que nos dejan con la terrible sensación de se ser islas sin náufrago, islas que sólo están pobladas por las cavernas intrincadas de la memoria, los deseos-sueños, simas que se repliegan y retuercen y nos dejan perdidos en una dédalo crono-emocional.
Has venido para cansarte, cánsate hasta que te resulte insoportable, hasta que te desguaces y queden dispersas tus piezas, hasta deshacerte en cansancio. Luego deja que una racha del viento del Atlántico te rehaga.

Un abrazo, querida lau.

Anónimo dijo...

Con esta entrada no puedo. Me resulta preciosa y dolorosa a partes iguales. Me encanta Lau.

Besos!