Todos estos años
cada domingo
hemos visitado el cementerio
justo cuando las campanas cantan
el epicentro del día
Todos estos años
-tantos-
contemplando los mismos muros blancos
las mismas fuentes
la misma mujer de negro sobre su sombra de flores
los mismos muertos
algunos nuevos con sus lápidas limpias
pero siempre los mismos
Tantos años
repartiendo entre las tumbas vecinas
los restos de las flores que mi madre no usaría
Tantos años
midiendo mi altura por las esquinas de los nichos
aprendiendo a leer nombres y epitafios
la niña de siete años
el chico de veintiséis
mi vida se mide por todos los segundos
que ellos no han vivido
mi vida y la de ellos
todos los muros blancos
todos los girasoles
que jamás verán crecer
5 comentarios:
Es genial Lau. Tiene tanto en tan poco. Me encanta. Sé lo que es la cotidianeidad de lo familiar...
Gracias.
El girasol no es girasol porque crezca,
sino porque gira.
El muerto no es muerto por muerto,
sino porque fue vivo
-estado fugaz entre dos nadas,
alimento indispensable de las lápidas-
Un beso.
Como ni me encuentro en condiciones de comentar tu poema, cuyo final me resulta esperanzador,... ese saber que vivimos y percibimos también para los que no pueden hacerlo... Pues te copio un poema que estás harta de conocer y por momentos me vino a la memoria leyendo el tuyo. Este poema constituyó una obsesión para mi durante mucho tiempo.
"Y yo me iré. Y se quedarán los pájaros cantando;
y se quedará mi huerto con su verde árbol,
y con su pozo blanco.
Todas las tardes el cielo será azul y plácido;
y tocarán, como esta tarde están tocando,
las campanas del campanario.
Se morirán aquellos que me amaron;
y el pueblo se hará nuevo cada año;
y en el rincon de aquel mi huerto florido y encalado,
mi espiritu errará, nostalgico.
Y yo me iré; y estaré solo, sin hogar, sin árbol
verde, sin pozo blanco,
sin cielo azul y plácido...
Y se quedarán los pájaros cantando".
Ya digo, hoy no tengo fuerzas. Si las tuviese, esos pájaros no se las prometerían tan felices.
Te dejo la canción que me se ha alojado en mí desde hade un mes:
ANIMA_A _LEVANTARSE_CADA_DÍA
Quizás la muerte-esa flaca amarillenta-no es en verdad la única certera vara para medir la vida.
Te confieso que me basta a ratos disfrutar de la incertidumbre de que coincidan en tiempo y espacio un girasol y una sonrisa.
Nada como esa sucesión de eventos aleatorios como unidad de medida.
Un beso telúrico pa' ti.
Una buena descripción este poema.
Un abrazo
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