con el concurrir de todas las soledades
me despliego bajo las sábanas
esta noche la hondonada abre sus puertas
el vacío urgente y blanco
todos los egos atándose su estruendo
preparados listos ya
los puños contra la ventana
la angustia desgastando el hueso
siempre el centro ahuecado de las almohadas
bajo el nudo de mis cabellos
en su siempre batalla
de mismos muertos
el cansancio de hongos y manos mojadas
la maldita tristeza de todos los caminos que no llevan
no llevan
no
aquí
dictadura de un mar sin exilios
fragmento de orilla enlatada entre mis piernas
ése o ése
s o s
nadie
apenas las aguas
desbocándome bocas y arpegios
sí
amor
sí
bemol
menor
1 comentario:
Anoche charlamos hasta que empezaron a cantar los pájaros. Las 05:00. Me pareció demasiado temprano. Dijo que no era inusual ¿Qué pesadillas tendrán? ¿Saludan la nueva mañana que perciben antes que nosotros? ¿Por qué se les niega la noche?
Le hablé de ese vacío que mencionas. De cómo me absorbe cuando pienso que ya estoy fuera del remolino.
Laura, este poema es demasiado bueno como para citar dos o tres versos perfectos.
Te gustaba este grupo. El riff de guitarra me suena al grupo que tu padre os ponía en la radio los domingos. Esta fue la última canción que escuché, hará 9 días. Hoy me atrevo a oirla, gracias a ti. No me agrede.
http://www.youtube.com/watch?v=W6uaTYjCWvY
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