21 de mayo de 2010

con el concurrir de todas las soledades

me despliego bajo las sábanas

esta noche la hondonada abre sus puertas

el vacío urgente y blanco

todos los egos atándose su estruendo

preparados listos ya

los puños contra la ventana

la angustia desgastando el hueso

siempre el centro ahuecado de las almohadas

bajo el nudo de mis cabellos

en su siempre batalla

de mismos muertos

el cansancio de hongos y manos mojadas

la maldita tristeza de todos los caminos que no llevan

no llevan

no

aquí

dictadura de un mar sin exilios

fragmento de orilla enlatada entre mis piernas

ése o ése

s o s

nadie

apenas las aguas

desbocándome bocas y arpegios

amor

bemol

menor

1 comentario:

a pena grande dijo...

Anoche charlamos hasta que empezaron a cantar los pájaros. Las 05:00. Me pareció demasiado temprano. Dijo que no era inusual ¿Qué pesadillas tendrán? ¿Saludan la nueva mañana que perciben antes que nosotros? ¿Por qué se les niega la noche?
Le hablé de ese vacío que mencionas. De cómo me absorbe cuando pienso que ya estoy fuera del remolino.
Laura, este poema es demasiado bueno como para citar dos o tres versos perfectos.
Te gustaba este grupo. El riff de guitarra me suena al grupo que tu padre os ponía en la radio los domingos. Esta fue la última canción que escuché, hará 9 días. Hoy me atrevo a oirla, gracias a ti. No me agrede.
http://www.youtube.com/watch?v=W6uaTYjCWvY