Tu voz
diciendo que te marchas
me trae un pesimismo nuevo
unas ganas de nada
una tarde sin cómplices ni pulso
dejan de latir las piedras bajo mi planta
y de nuevo el tedio de la sangre
cuajándose bajo el calor donde te me terminas
apenas recién nacido
bajo mis manos
y no acierto a sumar tus ojos a mi pena
todos los límites tienden a cero
y no te oigo ya en este destierro
sin lunas que nos conmuevan bajo las aguas
de tanto faltarnos el mar.
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