Hace rato que no paro de llorar
siento en la cabeza una y otra vez
los martillazos
uno tras otro
en las sienes en la frente en la nuca
agujas gordas y violentas
y mis manos embotadas tratando de llegar al baño
me miro en el espejo
no me doy más asco que otros días y eso está bien
pero el agua está más caliente
que el aire que entra por la ventana y no me deja respirar
vuelvo aquí y escribo
sin parar de llorar
que quisiera arrancarme de una vez los ojos
hoy apenas
perder el conocimiento el tiempo justo como para que me entierre el otoño
que no existe en este mar por todos lados
pero entonces el mar
que me entierre el mar con sus lápidas líquidas
pronunciándose fríamente sobre mis ojos
de una vez secos
2 comentarios:
Es un placer tenerte de vuelta.
Laura, bonita
No me gusta nada, nada, nada este poema. Preferiría que nunca lo hubieses escrito.
Tus ojos son demasiado bonitos como para regalárselos al mar.
Un beso en tus ojos, hermana Lau.
Si te sirve de consuelo, el otoño es mi estacion favorita. Y el invierno aún lo es más.
Con versos así no sé qué decir, Lauriña.
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