24 de septiembre de 2010

Así

sucia

menos borracha de lo que me gustaría

hablo de lo que no seremos y río a ras del suelo

mientras me desnudan mis propias lágrimas

canto “cheers darlin´” con el alcohol de tu saliva

y te recuerdo el miedo

vigilando tras los violines del concierto

a punto de despedazarnos con sus aspas

y mi tristeza se adhiere a tu copa y me bebes el puro invierno de afuera

vamos apretando la cuerda mientras nos besamos

y no nos queda más que la lentitud de mirarnos

pálidos

llenos de humo

encogiéndonos dulcemente

como pececitos muertos

3 comentarios:

a pena grande dijo...

Así, sucia, menos borracha do que me gustaría, falo do que non seremos e río a rentes do chan, mentres me ispen as miñas propias bágoas, canto "cheers darlin´" co alcohol do teu cuspe, e lémbroche o medo, espreitando tras os violíns do concerto, a piques de esnaquizarnos coas súas aspas, e a miña tristura adhírese á túa copa e bébesme o puro inverno de fóra, imos apertando a corda mentres nos bicamos, e non nos queda máis que a lentitude de ollármonos, pálidos, cheos de fume, engruñando docemente, coma peixiños mortos.
Unha_noite_máis_co_Zeca

a pena grande dijo...

Ayer, durante unos 20 minutos me sentí como una zapatilla tirada al callejón. Por primera vez en la vida.
Luego esa sensación se me pasó, porque comprobé que sólo era un ataque de pánico y, sobretodo, porque me demostraron lo que yo ya sabía: que no había ninguna razón objetiva para sentirse así.
Pero lo que me interesa subrayar no es lo que me sucedió, por mucha angustia y sentimientos autodestructivos que lo acompañasen, tan intensos en tan breve lapso de tiempo.
Lo que recuerdo con mayor nitidez es que durante esos momentos de congoja y despesperanza, el pensamiento se me fue hacia mucha gente anónima que leo en la red y que han sufrido lo mismo en una escala infinitamente mayor y con unas consecuencias vitales mucho más cruentas.
Siempre me parecio que en esa gente hablaba el resntimiento y el resquemor hacia los seres humanos, y especialmente hacia los que habían prescindido de ellos, abandonándolos. A veces con cargas familiares, con personas de las que cuidar.
Joder, qué mal me explico.
Bueno, quiero decir que por primera vez me sentí totalmente en la piel de esas personas abandonadas, la inmensa mayoría mujeres. Y comprendí lo mal que lo pasan y lo humano que puede resultar el rencor, aunque yo fuera incapaz de sentir rabia y primase el sentimiento de agradecer todo lo bueno que nos dan aquellos con quienes hemos compartido un trecho del camino.
Lo he explicado fatal, porque estoy muy espeso. Pero, bueno, a veces conviene saber cómo se sienten otras personas a quienes juzgaba muy superficialmete y sin conocimiento de causa.
La verdad, creo que yo podría superar con el tiempo esos sentimientos de furia que los aquejan, y olvidar. Pero tampoco lo puedo asegurar, porque, gracias a Dios, no he pasado por esa experiencia.
Espero no haberle machacado la siesta a Lenny con este ladrillazo.
La canción de hoy no tiene mucho que ver con lo dicho, pero sí unas palabras que lo exlican muy gráficamente:
"Cuando el tren dejó la estación
llevaba atrás dos luces encendidas:
la luz azul era mi nena, la luz roja era mi mente"
"La luz roja era mi cabeza". Eso es lo que quise decir.
Por lo demás, I´m all right. Sólo me sobra este insomnio feroz. Supongo que si tuviera un Lenny que me ronronease no necesitaría ninguna pastilla.
blue_as_Lenny´s_eyes

a pena grande dijo...

Bueno, esta versión que puse de "Love in vain" no es la de los Rolling Stones, sino otra que me ha sorprendido, por lo buenísima que es.
Y dice: "la luz azul eran mis blues (o mi tristeza), la luz roja era mi mente (o mi cabeciña).
((Si, Lenny, ya sé que te he despertado otra vez. Vale, pues te jodes)).