20 de abril de 2011

Inútil

Sería inútil


tratar de desasirme de mis ruinosas desdichas


sería arrepentirme de haber sangrado


una y otra vez bajo los clavos


de un cristo que no me vio al pasar



Sería inútil


regresar a una orilla de paz


a un verso completo en los labios de otro


que también me dirá que me ama


como nunca antes amó



No



Prefiero este luto alegre


el perpetuo atisbo del fango sobre el fango


la negrura de quien no teme a la vida ni a la muerte


ni se alegra por una


o por otra



Me gusta pronunciarme


al menos para recordar que tengo la voz de siempre


tan temblor y tan quejido



Me gusta llorarme inútilmente


mientras el odio se me propaga por las venas



desangrarme en el umbral de todas las puertas


por las que pasas cuando vienes a casa



y que me encuentres blanca


con la boca abierta y la lengua cortada


al costado de otra noche de polvo y cristal



y me mires sin lamentarte


enciendas un cigarro y calles ceniza y saliva


mientras el humo de tus besos se repite


también inútilmente


sobre mi cuerpo gastado

4 comentarios:

a pena grande dijo...

Caramba, qué título le ha puesto!! Me ha dejado petrified.
(Paso... de... puntillas... sobre... el... texto...y...lo...que...intuyo...-equivocadamente como siempre-entre...sus...renglones...y...dobleces)
Inútil. Mejor dicho: "ser inútil".
¿Tú le llamarías eso a un niño?
A ver. Te pongo en situación.
¿Ves ese niño? Bueno, pues es hijo tuyo. Tiene, pongamos, 5 años. 6-7-8-9-10--and so on and so forth. Ahora prueba a llamárselo. Every single day.
"Ser inútil".
¿No puedes? ¿Se te hace imposible?
A mí también.
Pero a él no se le hacía.
Le salía con increíble facilidad.
Ya ves.
Así que yo nunca, pero nunca nunca, never ever, sería capaz de llamarle a nadie "ser inútil". Y a un niño, ni digamos.
Puedo decir "useless", "worthless", "good 4 nothing", "serás calamidááaá". Pero, ya digo, "ser inútil"... no me sale, así me torturen.
El vídeo: una chica majísima, que toca el piano y la guitarra, el estribillo suena a Cat Stevens, clavado, oye.
me_encanta_esta_chavala

a pena grande dijo...

Estuve pensando, Laura, que eres mucho más conceptista que gongoriana.
Te salen desnudas de polvo y paja las ideas; las ideas que expresan sentimientos, que describen lugares e instantes y dolores.
Suenas muy a menudo a sureña, con ese desparpajo que da el sol a las palabras.
Pero siempre despachas ((no son ecos: te salen)) un par o dos de versos de factura pessoniana:
"ni se alegra por una
o por otra".
Llevas la música en los rizos, pero no veo en ti obsesión por el ritmo. Como un hermano te hablo. Tú eres dueña de los reflejos nocturnos, de las adjetivos que en otros suenan impropios, desabridos. Te retratas con cuchillos, descarnada; te sacas a tiras las fibras. Nadie podrá decir que no son tuyas.
El pescador de versos sabe que uno cae en la cesta, otros huyen. Quizás otro pescador los pille, quizás se lo trague otro pez y acaben ahogados juntos río abajo en una estanteria seca.
Hoy sacaste del peto otra moneda de la ceca del judío Cohen. Esa "orilla de paz" me recordó el peine y el espejo de Suzanne. Una canción donde también se habla de Cristo. De un Cristo. No parece ser el mismo que no te vio al pasar. El de Cohen y Suzanne se hunde en la sabiduria del transeúnte y toca el perfecto cuerpo de éste con su pensamiento.

Pero el Cristo de Leonard-Suzanne no estaba allí para ver pasar la gente, sino para que los ahogados pudieran verlo, abandonado, en lo alto de su atalaya, su torre de madera. Tienes que ser tú quien se pare y decida viajar con él, y no seguir tu camino. Ese camino tuyo, empedrado de palabras espantosas: repetirlas sería como copiar casi el poema.
En portugués "espantoso" significa asombroso, admirable, estupendo, excelente, incluso "excelso". Jeje, oí hablar de alguien, alguien real, que se apellidaba "Bello Espantoso". No es leyenda urbana ni rural. Sin duda, dos apellidos de origen luso.
"Y que me encuentres blanca". Eso es un tiburón, abierto de fauces, enseñándote a aullar. O una ánima de la Santa Compaña, sí, como tú dices, "al costado de la noche".
Estoy desbarrando, nena Lau.

a pena grande ( no apócrifo) dijo...

Por otra parte, hablo mucho de Jesús, pero no acabo de creer en Él. Eso sí, me cae bien, mejor que cualquier otro ser humano con barbas o melena. Tenía mucho genio, aunque nunca me asustó. Me gusta cuando le contesta destemplado a su madre y a sus hermanos, ni te cuento a sus discípulos; en fin, ponía firme a todo el que se meneaba en Tierra Santa.
Otro día te contaré una enorme injusticia histórica que Jesús cometió por omisión. Con el muchacho que le prestó unos panes y unos peces. Ni se dirigió a él, ni le dio las gracias, y lo que fue peor para el chaval: ni Él ni sus apóstoles nos dicen cómo se llamaba el buen rapaz. Dio materia para una buena cuchipanda e infinitos sermones, y nadie sabe su nombre ¿Qué te parece?
Sólo consta como el "muchacho" en uno -el de Juan- de los 4 evangelios que narran la merendola. Los otros tres evangelistas se limitaron a comer y callar. Ni puto caso al crío.
¿Se puso Jesús en su sitio, fue humanamente empático, cuando el mocoso llegó a casa y la madre le dijo "¿Qué has hecho con la compra, calamidááá´!!?? Otra vez, se la has dado a cualquier mesías? Ya verás cuando llegue tu padre del holocausto del findesemana!
¿Qué cómo sé que la madre del mozuelo estaba en casa?
Pues porque Juan dice que había cinco mil hombres en la cuchipanda. Mujeres, ni una.
Ya ni quiero pensar en la paliza que le dio su padre, que seguro venía harto de vino. No iba a beber agua de un arroyo. Con el pescado, ¿quién no bebe vino? El fruto de la vid y del trabajo del hombre. Por favor, con lo que repiten las sardinas, ¿qué iba a hacer, sino emborracharse?
Y luego las pagó el muchacho anónimo del evangelio de san Juan, en cuya festividad los cristianos fríen sardinas en la hoguera, que no la encienden para saltásela, sino por lo de las sardinas y el consiguiente vino. Que se lo pregunten al muchacho sin nombre.
Yo te bautizo: Laurencio.
Con agua, eh!
HACE_UN_CANUTO,_JESÚS?

Mauro dijo...

Te leo justo cuando no quisiera volver a salir de esa orilla de paz. Cuando ojalá pudiese clavar los dedos en la arena para que el mar no me arroje más allá de donde revientan las olas.

Beso