11 de julio de 2011

Todo me hiere

Todo me hiere:
la risa de los niños en el parque,
las manos entrelazadas de las parejas
crepitando entre los árboles
que en mis ojos no son más que ceniza,
los bastones en las tiendas
a las que solo entran los ancianos,
los ancianos.
.
Todo me hiere:
el mar
que no recuerda respirarme
la lenta podredumbre de mi vientre,
tus párpados impunes,
la rabia colapsando mis arterias,
el silbido de un aire que no te trae.
Que no me lleva.
.
Todo me hiere:
este dolor de puentes rotos,
de lodo en la boca y en los ojos,
estos gritos de serpiente amordazada,
este cuerpo amarillo de tanto olvidar la hierba
y la esquina de tu casa
y tus brazos.
.
Todo,
todo me hiere:
el grito ahogado de los pájaros
que agonizan en mi garganta,
la sangre de los fuegos que laten lejos,
el filo de lo que tocas
convirtiéndose en invierno.
.
Todo me hiere:
la tarde,
las voces que no son tuyas,
el color verde.

6 comentarios:

a pena grande dijo...

Es tan egoísta mi devoción por tus versos, Laura, que me alegro de escuchar tus alaridos.
Hay quien abomina del amor de cardiograma plano y prefiere los picos de la pasión en vena.
El amor verdadero es un bostezo del alma, como saben aquellos que no sueñan, sino que paladean el plácido discurrir de la rutina. La breve ruta de su corazón al mío.
¿Es justo el precio de un poema tan logrado como el tuyo? ¿Hay que pasar tan lóbrega aduana?
A menudo los celos asesinan al amor. Fuerte necedad, como tú dirías. Porque ¿de qué valen los celos si ya no está el ser amado? ¿De qué se alimentarán si no es del vacio que han creado y el pesar por haberse dejado llevar por cabalgadura tan innoble?
Hubo un tiempo en que los vertidos de tus alcantarillas iban a parar a la ensenada más luminosa. Hasta que el destino le puso bandera roja.
En tus lamentos de estos cuatro años que llevamos juntos, Laura, releo mi pasado. A pesar de ser tan áspero, no me importaría repetirlo. Lo digo sin la mínima nostalgia. Mejor eso que la aburrida mirada de la muerte.
Tu poema de hoy me recuerda uno de Rosalía de Castro que decía odiar los campos frescos, las suaves montañas y los pequeños ríos. Ella, la poeta panteísta!
cerveza_sin_alcohol

a pena grande dijo...

"el silbido de un aire que no te trae".
Oh, oh, Laura, cuanto más leo este poema tuyo más me maravillo de tu talento pa eso de la escritura, llamémosla poesía o rabo de gaita.

Oh, oh, Laura, La ura, La lura.
((La lura es el calamar, dicho así, en gallego)).
¿Qué te parece?
Cala.
Mar.
Una cala, una caleta.
Toallas... toallas.. .toallas.
Tó allá.
Muy allá.
Allaísimo.

Y el mar.
El mar de los ahogados.

Ahora una disgregación lingüística, para hacer boca:
En gallego ahogarse---en el mar--- se dice "afogar". Verbo NO pronominal.
Ejemplo, tomado al tuntún, aunque con mucha mala leche:
"Aquela muller non sabía nadar, meteuse no mar e afogou".
Afogou. No *afogouse.

Sin embargo, no obstaculizantemente, muy al contrario:
Ahogarse==>quedarse sin aliento y palmarla==>
se dice "afogarse". Verbo SÍ pronominal.
Verbigracia:
"Aquela muller estaba a comer nunha mazá, foille por mal sitio e...afogouse".

O mismamente:
"Aquela muller sentía tanto amor que non lle cabía no corpo. De tanto dicir o nome do seu amado fioou sen aire nos pulmóns. E afogouse". R.I.P.

Son, como ves, Laura, sutilezas.
Pero el resultado es el mismo: aquella mujer se muere.
No importa que sea en el agua o en su propio hálito. Se muere.

¿Vale, pues, la pena nadar contra corriente, adentrarse en mares atravesados, probar la fruta prohibida, enamorarse de un nombre?
Yo creo que sí.

Laura, cuando puedas, tú que puedes (= sabes), deja otro poema en tu blog. Más que nada, porque aprendo mucho de ti.

Tus_párpados_impunes

Carz dijo...

Cuando todo me hiere me digo: "tranquilo, llegarán tiempos peores en los que ni siquiera el tiempo pueda sustentarnos".

Pero tienes razón, cómo hiere el color verde, el filo de los dedos, la rabia que silba, la sangre de un invierno.

Un abrazo.

a pena grande dijo...

Unos ojos arrasados por la tristeza pueden desencadenar allá en la distancia menos fraternal un brote de polifemos hambrientos de estrellas disecadas.
Unos ojos tristes me han conducido hasta el desastre.

INCOMPARABLE_SENSE_OF_LOSS

a pena grande dijo...

Todo,
todo me fire:
o berro afogado dos paxaros
que agonizan na miña gorxa,
o sangue das lumieiras que latexan lonxe,
o fío do que tocas
converténdose en inverno.

Todo me magoa:
esta dor de pontes rotas,
de lama na boca e nos ollos,
estes berros de serpe amordazada,
este corpo amarelo de tanto esquecer a herba
e o recanto da túa casa
e os teus brazos.
...

Todo me fire e me magoa e me esnaquiza e me nuce.
(nuce ou noce, pero eu sempre dixen "nuce", do verbo "nucir"<== latín "nocere").


A ver, Lau, hermanita: te has olvidado de poner algo que hiere de verdad: las palabras.
(Qué tonto soy: ¿qué es un poema sino palabras poéticas?)

A mí me hiere este poema tuyo, Laura.

Por mucho que nos hieran, o que lo intenten, hay que tomarse las cosas con lirismo (si se destila, como tú).
Nunca se deben tomar las cosas...
A_LA_TREMENDA,_JA_JA_JA

a pena grande dijo...

Es la hora de la pereza, Laura.
"A preguiza", "the laziness".
Así que, con toda la cachaza del mundo te dejo una canción.
La traducción no es mía, que yo en catalán sólo aprendí a decir "Noia, vols ballar?", y mi pronunciación debía de ser impecable, porque ellas nunca me concedían un baile.
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Y hoy que puedo escribirte una canción
recuerdo cuando llegaste
con el misterio de los sencillos,
inquietos los ojos, el cuerpo altivo.
Con la sonrisa de tus dedos
llenaste mis acordes
con cada nota de tu nombre, Laura.

Me es muy difícil recordar
cuantos escenarios han vivido
nuestra angustia por el hoy,
nuestra alegría por el mañana...
En casa, entre tantos compañeros,
o en un triste exilio allende el mar
nunca ha faltado tu aliento, Laura.

Y si el azar te lleva lejos
que los dioses guarden tu camino,
que te acompañen los pájaros,
que te acaricien las estrellas.
Y en un rincón de esta voz
mientras pueda hacerla oír
siempre estará escondido tu sonido, Laura.


E se o azar te leva lonxe
que os deuses garden o teu camiño,
que te acompañen os paxaros,
que te aloumiñen as estrelas.
E nun recuncho desta voz
mentres poida facela oír,
sempre estará acochado o teu son, Laura.

piernas_cruzadas