10 de agosto de 2011

Receta para sufrir demasiado cuando se debe sufrir lo justo



El planteamiento es
sencillo:


se comienza tratando de acrecentar
la oscuridad.


Con las ventanas cerradas a
canto y cal

es preciso incorporar a los
pulmones todo el aire enrarecido de la estancia,

por supuesto no oreada en

semanas,

y luego expulsarlo

parsimoniosamente

escudriñando en el humo

resultante el eco de todas las mordeduras producidas

por las dentaduras propias.

Si le sobra tiempo, analice
también las ajenas.


Después se desnuda usted
y se empapa de la humedad

que crece en las paredes

producto de las goteras

eternas que desprende la ciudad.


Se cubre bien de restos de

cal y se acuesta sobre el suelo

intentando que esté lo más

frío posible

-tanto éste como su

cuerpo-.


Después pronuncia usted

unas cuantas palabras al más puro estilo Lorca

con un dramatismo especial,

del tipo:


-Oh, amor, para qué amar si

amar es morir-

intentando evitar las

náuseas en el intento.


En caso de que no pueda

impedir el vómito

huélalo con calma y trate

de dar forma a la muestra resultante:

forma de arma, forma de

árbol, forma de nube sin forma...

-tenga en cuenta que los

tropezones se prestan para dar relieve a las imágenes de su mente-.


Una vez hecho esto, puede

usted cantar

únicamente canciones que le

rompan los huesos a cada instante,

que le hagan querer

estrechar entre sus brazos cualquier objeto afilado

o, en su defecto, que le

destruyan los tímpanos lenta y fieramente

-ésta última es una

variedad muy fácil de encontrar en el mercado-.


En el caso de que no le apeteciera

cantar,

los gritos siempre dan un

sabor especial a la receta,

siempre y cuando consigan

llevarse absolutamente toda la voz

y mezclen lágrimas y

arañazos removiendo lentamente.


El pasado suele otorgarle

un toque interesante a la vista y al olor.


Sobre todo aquel pasado

concretamente.


Tenga cuidado con la

dulzura y la delicadeza

e intente mantenerlas puertas

afuera.


También hay que tener

cuidado con el cinismo,

ya que puede estropear la

consistencia de la receta,

y sería una pena.

Una vez haya hecho todo
esto,

no se le ocurra compartirlo

con nadie.

Guárdeselo adentro, cómaselo
de espaldas a la puerta,

y, mientras lo digiere,
siéntase inhumano,

absolutamente estúpido, rabiosamente desgraciado.


Después, si sintiera ganas

de defecar,

trate de hacérselo encima
y cuando termine,
por favor, muy importante:

no sonría.



4 comentarios:

a pena grande dijo...

11 de julio--> 10 de agosto
¿Cómo no vi yo esto ayer?
¿Qué estaba haciendo a las 17:46 o a las 18:46 horas?
((Ignoro si a los godos nos ponen aquí hora peninsular y a los chicharreros, hora canaria)).
Tambien ignoro si "godos" es vocablo excesivamete derogatorio o se queda en coloquialismo inofensivo.
Me excuso en mi ignorancia al respecto.
El amor. El amor se nos puede morir. Irse al carajo.
Desvanecerse into thin air.
Por falta de tiempo.
Porque me consumes demasiados recursos.
Por falta de ganas.
Por exceso de avidez
Por falta de paciencia.
Porque me has agotado la paciencia.
Por heridas varias.
Por falta de heridas.
Por no regarlo.
Por encharcarlo.
Por un malentendido.
Por falta de entendimiento.
Por cansancio.
Por descanso del personal.
Por monotonía.
Por excesiva excitación.
Porque "tiña de ser". (El azar, el destino, lo que no está en nuestras manos, lo ineluctable).
Por un otro.
Por una otra.
Por nadie en particular.
Por los bueyes sueltos.
Por las alambradas.
Porque somos ingenuos.
Porque no somos tontos.
Porque somos inconstantes.
Porque conviene a Natura.
Porque no pudo ser.
Porque pudo haber sido y no fue.
Porque somos crueles.
Porque somos flojos.
Por hartazgo.
Por inapetencia.
Porque eso no te lo perdono.
Porque estoy harto/a de perdonarte.
Porque las promesas se las lleva el cuento.
Porque no me das lo que merezco.
Porque no te lo mereces.
Porque no nos une nada.
Porque nos ata demasiado.
Porque con el tiempo lo entenderás.
Porque nunca lo entenderé.
Porque se ha convertido en odio.
Porque se ha convertido en cariño
Porque me es indiferente.
Por una verdadera tontería.
Por algo imperdonable.
Porque, ahora que lo pienso, nunca te he amado.
Porque me hace daño amarte tanto.

Lo que sí sé es que el amor no tiene cura, pero para todo hay remedio.
SIN_VIBRATO_DE_ROBIN

a pena grande dijo...

Laura, hablar de John Lennon a gente de tu edad, es mentar un diplodocus. Sin embargo, ha tenido una gran influenc.... bah, me aburre seguir por ahí.
Algunas canciones de Lennon que significan mucho para mí, aquellas que siempre consideré number ones en mi discoteca privada, han pasado bastante desapercibidas.
Hay una, de su album "Mind games", que me parece fantástica. Te la dejo más abajo. El video va con subtítulos en castellano, que incluso yo podría mejorar sin gran esfuerzo.
En vez de "De repente", yo diria "Como caída del cielo", que expresa más poéticamente la misma idea, y al tiempo, es una traducción más literal del original inglés.
Como caída del cielo, del cielo azul, no del "azul cielo" que creo que es un color.

Como caída del cielo llegaste a mí, y, de un soplo, hiciste desaparecer de mi vida la tristeza. De súbito, la vida es energía.
Le doy gracias cada dia al Señor y a la Virgen por la manera en que tú llegaste a mí. Anyway, así tenía que ser: dos mentes, un destino.

Más allá de las intenciones coyunturalmente conyugales de Lennon, esta canción evoca el milagro del amor y sus efectos curativos, lenitivos, balsámicos, potenciadores de las endorfinas (tal cual el chocolate 80% cacao). Además de todo ello, lo que le añade un plus de hermosura- valga la cursilada-, es que John se acuerde de darle las gracias a Dios. Muy pocos nos acordamos de Él cuando el viento sopla a nuestro favor.
En cuanto a la Virgen, lo siento, será muy buena mujer, pero no entra en mis devociones a medio plazo. Una pena que haya sido usada en exceso, overused, y con tantas y a veces tan disparatadas advocaciones (que si la virgen de la Regla, que si la virgen del Puño), porque una especie de diosa no vendría nada mal. Pero, ya digo, con un solo dios ya voy que chuto. Me pasa como a mi coterráneo Valle-Inclán, que dijo que él no era feminista, sino mujeriego.
en_bicicleta

Joaquín Artime dijo...

Me ha encantado, Laura. Estás que te rebosas.

a pena grande dijo...

"Menos es más"

Ludwig Mies van der Rohe

simplicidad

Ah, Laura, Laura, el plan es sentarme en el borde de la cama hasta la hora de sacar la perrita a que haga sus cosas. Cuando ella despierte, se acabará esta noche. Y empezará otra.