5 de marzo de 2012

Justo antes

En el preciso instante

justo antes de que te maten

hay una imagen

que la memoria no guarda

lo último

el camión que va demasiado rápido

la mirada del que lleva la navaja

un recuerdo

que no te llevas a la tumba

un momento fundamental

en tu vida

que deja de serlo

2 comentarios:

a pena grande dijo...

Pensé por primera vez en "la vida en el más allá" cuando se murió mi abuelo paterno. Esa noche él estaba paseando conmigo por el pasillo de su casa, contándome miles de ideas y proyectos. Se repente, se calló y se cayó.
Lo vi allí, tendido en el suelo del pasillo, mientras los demás tardaban tanto en acudirme. Unos minutos de asombro para mí, que no era un crío ni mucho menos.
Miraba sus ojos azules clavados en el techo y se me dio por pensar: "todas estas ideas, y proyectos y malos y buenos humores, y planes y venganzas...no pueden desvanecerse así, en un segundo. Tienen que perdurar en algún sitio. No es posible que desaparezca -vanished into thin air- todo lo que mi abuelo tenía en mente hace nada.
Años más tarde, mi padre se murió de una muerte exactamente igual.(Mi padre era muy poco original). Estaba almorzando, y ni le dio tiempo a decir "esta boca es mía". Se precipitó - quiero decir, se lanzó de cabeza, y con demasiadas prisas- en el abismo en que se halla desde entonces.
Visito a mi padre una o dos veces al año. La verdad, no creo que él tenga actualmente memoria de nada de lo que aquí hizo o perpretó. Por lo que a mí respecta, mejor para él. Supongo que así, desmemoriado, tendrá la conciencia más tranquila. Verá una losa muy poco pesada y escuchará las leves canciones de los gusanos en flor. Si eso.
En este país se solía creer que los difuntos salían de paseo por las noches. La Santa Compaña. Desde que la tenaz iluminación eléctrica nocturna nos impide ver las estrellas ( y las lágrimas de Tagore), ni dios se cree ese rollo de la Santa Compaña.
Bueno, yo doy largos paseos todas las noches, y muy vivo no estoy. Pero voy solo. Me acompañan multitud de fantasmas, pero, ya digo, voy solo. Y de santo tengo bien poco.
Me asusto a mí mismo. That´s all, folks. Uhhhhhhhhhhhhhhhh!!!!

David Mariné dijo...

excelente poema y bella decadencia en la forma.
se me ha hecho corto.
un saludo.