Las cosas que nunca hicimos
se retuercen bajo la tierra
como pájaros agonizantes
como criaturas nonatas
sin manos
sin ombligos
a punto de clavarse todas las espigas
sobre los párpados abiertos
gritan con la voz de la fatiga al borde del vómito
con el arrojo del penúltimo pálpito
con la rabia del niño hambriento
Míralo
Todo lo que nunca hicimos
se esparce por los relojes
por el agua que crece en las paredes
agrandando los barrotes de las ventanas
engordando los tumores bajo la cama
los armarios en los monstruos
la carga de tantos destierros al filo del frío
Te lo juro
lo que nunca hicimos
desafía las leyes del vacío
cae infinitamente
sin peso ni gravedad
no hay abismo donde quepa
ni invierno que dure tanto
Mírame
niño
Lo que nunca hicimos
nos perseguirá cada fin de año
cada maldito verano en el que se crucen cientos de aviones en el aire
ninguno con nuestros besos dentro
ni un sólo aeropuerto
-tu cuerpo contra el mío en algún baño vacío-
donde sepamos que queremos morir
entre dos tierras
unidos y despeinados
dando gracias por el futuro juntos
y todas las cosas por hacer
No
míranos
ajenos y tristes
todos los planes muertos
las frutas pudriéndose en el jardín
pedazos de tierra irrespirable
cuajándonos los pies
y todo lo que nunca hicimos
acusándonos de desidia
de confianza malvendida
de orfandad de brazos
nuestros brazos jóvenes
plenos de esperanzas perpetuas
e inútiles
Observa
Las cosas que nunca hicimos
se nos quiebran en las manos
peces boqueando entre las piedras
2 comentarios:
Chacha...
Porque lo que no se hace pesa más que lo hecho. En fin, la levedad es insoportable.
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