8 de noviembre de 2009

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Las cosas que nunca hicimos

se retuercen bajo la tierra

como pájaros agonizantes

como criaturas nonatas

sin manos

sin ombligos

a punto de clavarse todas las espigas

sobre los párpados abiertos

gritan con la voz de la fatiga al borde del vómito

con el arrojo del penúltimo pálpito

con la rabia del niño hambriento

Míralo

Todo lo que nunca hicimos

se esparce por los relojes

por el agua que crece en las paredes

agrandando los barrotes de las ventanas

engordando los tumores bajo la cama

los armarios en los monstruos

la carga de tantos destierros al filo del frío

Te lo juro

lo que nunca hicimos

desafía las leyes del vacío

cae infinitamente

sin peso ni gravedad

no hay abismo donde quepa

ni invierno que dure tanto

Mírame

niño

Lo que nunca hicimos

nos perseguirá cada fin de año

cada maldito verano en el que se crucen cientos de aviones en el aire

ninguno con nuestros besos dentro

ni un sólo aeropuerto

-tu cuerpo contra el mío en algún baño vacío-

donde sepamos que queremos morir

entre dos tierras

unidos y despeinados

dando gracias por el futuro juntos

y todas las cosas por hacer

No

míranos

ajenos y tristes

todos los planes muertos

las frutas pudriéndose en el jardín

pedazos de tierra irrespirable

cuajándonos los pies

y todo lo que nunca hicimos

acusándonos de desidia

de confianza malvendida

de orfandad de brazos

nuestros brazos jóvenes

plenos de esperanzas perpetuas

e inútiles

Observa

Las cosas que nunca hicimos

se nos quiebran en las manos

peces boqueando entre las piedras

2 comentarios:

Reina del Mango dijo...

Chacha...

Joaquín Artime dijo...

Porque lo que no se hace pesa más que lo hecho. En fin, la levedad es insoportable.