Yo en rojo.
hace frío...
sí
el tiempo nos traspasa...
y nos consagra a la vida...
dejémonos atravesar por ella...
como espadas hendidas en el agua
como maderos flotando tras la tempestad...
¿sentiste alguna vez la espalda fieramente vacía?
sí
la espalda
ningun otro lugar
la nuca, si acaso
vacía como un temblor a medias
sin voz
la nuca callada
con la penumbra de todas las casas
dulce y amenazante
como cuchillos al borde de la mesa
con ganas de soledad sobre la piel
con soledad sin ganas entre los labios
y los pelillos erizados por la niebla
la niebla de todos los días
que surge de pronto de la cocina
tenue
donde la leña crepita sus últimos segundos
donde hubo una voz
una taza humeante
un abismo
tanteando la leche con los dientes
y un lago ness por la mañana entre los dedos...
sin monstruo ni misterio
jugueteando con los rizos dormidos de una amante...
que no se sabe si estuvo
alguna vez
tan sólo una huella entre las sábanas
un vestigio alado de otro tiempo
una luz
cargada de ventanas cerradas
malheridas
evidentes
delatoras
un final
una espalda fieramente vacía
una mano hueca sobre ella
escribiendo mi nombre al revés
con un silencio más
y todas las lágrimas menos
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