16 de diciembre de 2009

manos

No puedo sino soñar con manos

con uñas perfectamente sucias

negras y finas

que me traspasan la piel del pecho

sólo del pecho

tiernamente

como un amante primero

o una madre vieja

manos

desnudas siempre

enteras

cabalgando sobre mis pulmones

agotando los silbidos de una voz

mezquina y familiar

No puedo

no puedo más

que soñar con manos

densas

blancas pero sucias

prensando mis costillas

tratando de atenazar la sangre en sus huellas

con precisión de relojero

manos dulces

cansadas

inundadas en asma y negrura

mis manos

siempre mis manos

sueño tras sueño

cada miserable noche

de nudillos hambrientos

de cavidades abiertas y sangrantes

de mis entrañas

helándose entre otros dedos

mis manos que no son mías

mi sangre que no es de nadie

y el aire

sucediéndose

espesándose sobre mis ojos

cada miserable noche

mis manos

3 comentarios:

Mauro dijo...

No pude dejar de sentir una molestia en los pulmones al leerte.

Escalofriante, obsesivo. Muy vívido, muy bueno chica rizada.

Un beso para que abrigues tus noches.

Joaquín Artime dijo...

Abrígate con las mías cuando no sepas con qué cubrirte las heridas. Un beso.

La paciente nº 24 dijo...

Qué fastidio Laura, yo nunca tuve manos perfectamente sucias, ni imperfectamente pulcras, si fuera así me las cortaría para regalarte los puños cerrados como corchos de botellas o torniquetes de la sangre, toda la sangre seca igual que esparadrapos, pero qué fastidio Laura, mis manos son miembros invisibles que no sirven para nada.

Alguna vez soñé con ellas –con todas-, ahogándome los párpados.

Me gustó, quiero decir.